Imagina que estás con tu hijo o hija de cuatro años, tratando de comprender lo que te está contando con entusiasmo, pero las palabras no son claras, algunas están incompletas o mal pronunciadas. Sientes frustración porque, a pesar de todos sus intentos, no logras entenderle por completo.
Este escenario es común entre muchos padres cuyos hijos enfrentan dificultades en el desarrollo del lenguaje, específicamente con lo que conocemos como Trastorno del Habla (TSH), también llamado dislalia.
El TSH es una alteración en la producción de los sonidos del habla. Puede manifestarse de dos formas: una dificultad para articular correctamente ciertos sonidos (alteración fonética) o un uso inadecuado de esos sonidos en la comunicación diaria (alteración fonológica). Según Susanibar, Dioses y Tordera, estas dificultades afectan la inteligibilidad del habla, lo que significa que resulta complicado para otras personas entender lo que el niño dice.
Las alteraciones fonéticas ocurren cuando los niños no logran producir los sonidos que se esperan para su edad. Pueden tener dificultades al intentar emitirlos de forma aislada, en sílabas o al hablar en oraciones completas. En algunos casos, esto puede estar asociado con problemas estructurales, motores o de aprendizaje del control del habla.
Por otro lado, las alteraciones fonológicas son aquellas en las que el niño puede articular el sonido de manera correcta, pero no lo utiliza adecuadamente en el flujo de su conversación diaria. Es como si tuvieran la habilidad, pero no la aplican de manera espontánea.
En muchos casos, estas dos alteraciones pueden coexistir, lo que añade un grado de complejidad al diagnóstico y tratamiento. No obstante, el tratamiento del TSH siempre es personalizado, adaptándose a las necesidades específicas de cada niño. Cada pequeño avanza a su ritmo, y los objetivos del tratamiento se fijan en función de sus capacidades y desafíos particulares. La intervención temprana es clave para lograr mejoras significativas.
Como afirma el experto en lingüística Noam Chomsky, "el lenguaje no es solo un vehículo de comunicación, sino una herramienta que nos define como seres humanos". Así de crucial es para el desarrollo emocional y social de nuestros hijos. Entender y tratar el TSH desde una etapa temprana les permite no solo comunicarse mejor, sino también desarrollar una mayor confianza en sí mismos al sentirse comprendidos por quienes los rodean.
Si sospechas que tu hijo tiene dificultades con el lenguaje, es importante acudir a un especialista para una evaluación adecuada. La intervención temprana es una de las mejores herramientas para asegurar que estas dificultades no se conviertan en barreras para su desarrollo futuro, puedes consultar desde los 18 meses de edad.
Para más información sobre el tratamiento del TSH y cómo apoyarlo desde casa, te invitamos a seguir leyendo en nuestro blog.
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